Casi todas las grandes naciones cuentan con una obra inmortal de fantasía. En Estados Unidos, la fantasía clásica por antonomasia es El mago de Oz, de L. Frank Baum. Cuando se publicó por primera vez, en 1900, tuvo un gran éxito entre el público infantil, aunque hubo de pasar más de medio siglo para que los críticos, educacores y bibliotecarios reconocieran por fin sus méritos. Quizás haya quien piense que la novela debe su fama a Judy Garland, cuando en realidad fue al contrario: la imaginación de Baum fue el artífice de la consagración de Judy.
"El folclore, las leyendas, los mitos y los cuentos de hadas han acompañado la infancia a lo largo de los siglos, pues todo niño sano siente una edificante e instintiva atracción por las historias fantásticas, maravillosas y manifiestamente irreales. Las hadas aladas de Grimm y de Andersen han llevado más felicidad a los corazones infantiles que todas las demás creaciones humanas.Sin embargo, el viejo cuento de hadas, que ha servido durante generaciones, podría ahora ser clasificado de «histórico » dentro de la biblioteca infantil, pues ha llegado la hora de una nueva serie de «cuentos de maravillas» donde ya no aparezcan los estereotipados genios, enanos y hadas, con todas las horripilantes peripecias inventadas por los autores para transformar cada relato en una espantosa moraleja. La educación moderna incluye la moral; por lo tanto, el niño moderno sólo busca entretenimiento en sus cuentos de maravillas y renuncia de buena gana a todos los detalles desagradables. Con esa idea en mente, la historia del «maravilloso Mago de Oz» ha sido escrita sólo para dar placer a los niños de hoy. Aspira a ser un cuento de hadas modernizado, que conserva las maravillas y la alegría y prescinde de las angustias y las pesadillas". L.Frank Baum, Chicago, abril de 1900.
Os esperamos el sábado 12 de febrero de 2011 a las 11.30 horas en tu biblioteca.
"El folclore, las leyendas, los mitos y los cuentos de hadas han acompañado la infancia a lo largo de los siglos, pues todo niño sano siente una edificante e instintiva atracción por las historias fantásticas, maravillosas y manifiestamente irreales. Las hadas aladas de Grimm y de Andersen han llevado más felicidad a los corazones infantiles que todas las demás creaciones humanas.Sin embargo, el viejo cuento de hadas, que ha servido durante generaciones, podría ahora ser clasificado de «histórico » dentro de la biblioteca infantil, pues ha llegado la hora de una nueva serie de «cuentos de maravillas» donde ya no aparezcan los estereotipados genios, enanos y hadas, con todas las horripilantes peripecias inventadas por los autores para transformar cada relato en una espantosa moraleja. La educación moderna incluye la moral; por lo tanto, el niño moderno sólo busca entretenimiento en sus cuentos de maravillas y renuncia de buena gana a todos los detalles desagradables. Con esa idea en mente, la historia del «maravilloso Mago de Oz» ha sido escrita sólo para dar placer a los niños de hoy. Aspira a ser un cuento de hadas modernizado, que conserva las maravillas y la alegría y prescinde de las angustias y las pesadillas". L.Frank Baum, Chicago, abril de 1900.
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